Ojalá que se llame amapola
Olvidado tenía de las primeras cosas simples que aprendes a hacer con una cámara, que te sorprenden y crees que estas haciendo algo realmente nuevo e impresionante, aunque evidentemente no estemos descubriendo nada y estemos jugando con algo que todos en algún momento hemos hecho. Un día llego mi hijo pequeño, Tirso, que había empezado…